Comunidad cristiana Ágape de 40 años con futuro incierto

comunidad cristiana ágape

CRISTIANISMOPRACTICO.COM.- En los bosques de Hardwick, Massachusetts, un lugar de serenidad y propósito ha resistido el paso del tiempo. Allí, Suzanne y Brayton Shanley, una pareja católica de 79 y 77 años, han dedicado su vida a la creación y sostenibilidad de Ágape, una comunidad fundada en 1987 bajo los principios de amor incondicional, no violencia y cuidado de la creación.

“Queríamos crear un lugar que reflejara nuestra fe y nuestra convicción de vivir en armonía con la tierra y entre nosotros mismos”, compartió Suzanne, cuya pasión por la paz y la sostenibilidad sigue intacta.

Una vida dedicada a los demás en Ágape

En sus casi cuatro décadas de existencia, Ágape ha sido mucho más que un espacio de reflexión espiritual. Ha albergado víctimas de guerra, ofrecido refugio a quienes enfrentan injusticias legales y reunido a personas de diferentes credos para trabajar juntas por un mundo mejor. Desde plantar y cosechar alimentos hasta construir baños de compostaje y organizar vigilias por la paz, cada rincón de Ágape cuenta una historia de resistencia activa frente a los sistemas de violencia y opresión.

Brayton recuerda con una sonrisa el inicio de esta misión: “Era un niño de Dios, todo para Jesús, a través de Gandhi, con una sonrisa. Así comenzó todo”.

Los días de gloria

En su apogeo, la comunidad resonaba con el bullicio de voluntarios y estudiantes que llegaban a través de programas universitarios o iniciativas como WWOOF (World Wide Opportunities on Organic Farms). La casa principal, conocida como Francis House, acogía a estos visitantes con su capilla, su cálida chimenea y un ambiente de hospitalidad sencilla pero sincera.

Anualmente, Ágape organizaba eventos como el Día de San Francisco, atrayendo a oradores destacados como Arun Gandhi, nieto de Mahatma Gandhi, y a Victor Lewis, redactor de discursos de Martin Luther King Jr.

La llegada de tiempos difíciles en Ágape

En los últimos años, el panorama ha cambiado drásticamente. Desde 2020, la participación ha disminuido, y programas universitarios clave que solían enviar voluntarios dejaron de hacerlo. Este declive ha dejado a los Shanley lidiando solos con el mantenimiento de la comunidad.

“Nos sentimos como cojeando hacia adelante”, confesó Brayton, con la esperanza de que nuevas personas tomen el relevo.

Una pregunta pendiente

El declive de Ágape refleja un fenómeno más amplio entre comunidades intencionales en los Estados Unidos, según Timothy Miller, experto en estudios religiosos. “Estas comunidades necesitan atraer nuevos miembros para sobrevivir, pero muchos jóvenes prefieren empezar desde cero en lugar de unirse a proyectos ya establecidos”, explicó.

Suzanne reflexiona sobre este desafío con cierta melancolía: “¿Será este tipo de comunidad relevante para la generación más joven? Es una pregunta que me persigue”.

Esperanza en medio de la incertidumbre

A pesar de las dificultades, Ágape sigue siendo un faro de inspiración para personas como Jim Robinson, un académico de teología y ecología, y Jeanelle Wheeler, quien ha visitado Ágape desde su infancia.

“Este lugar representa un modelo de cómo vivir en paz con la creación y entre nosotros mismos”, afirmó Robinson, aunque reconoce que su llamado no incluye una permanencia a largo plazo.

Para los Shanley, el futuro de Ágape sigue siendo incierto, pero su fe y su visión permanecen firmes. “Hemos sido fieles a lo que nos cautivó desde el principio”, concluyó Suzanne. “Ahora dejamos este sueño en manos de Dios y de quienes puedan continuar este legado”. Ágape, con sus ideales arraigados en el amor y la resistencia pacífica, se enfrenta a un cambio, pero su historia aún inspira a quienes buscan un mundo más justo y sostenible.